Escultores morenses desde el siglo XVIII

L’any 1972 Artur Cot vanagloria als escultors morencs en un article al programa de Festa Major, esperem que sigui del vostre profit. 

Escultores morenses desde el siglo XVIII

 JOSE SANS: Vivió a finales del siglo XVII y principios del XVIII, autor del retablo mayor de la iglesia parroquial de Caseras, dedicado a Santa María Magdalena, construida en 1701, cobró por él 300 libras valencianas.

RAMON SUBIRAT CODRNIU: Nació en nuestra villa en 1828. Estudió en la Escuela de Arte de la Lonja y tuvo por maestros al afamado Damián Campeny y a Francisco Elías. En Madrid prosiguió sus estudios artísticos en la Real Academia de San Fernando e instaló su estudio en la Corte en 1858. años más tarde, en 1879, fue nombrado por su pericia artística escultor anatómico de la Facultad de Medicina de la capital de España.

Obras principales: busto del poeta Manuel José Quintana, para su sepulcro; la estatua del médico español Vallés, para el museo antropológico del doctor Velasco; los retratos de Ayala y Figueras; estatuas en el edificio de San Carlos que representan médicos eminentes; el busto del médico Benavente (Parque del Retiro); estatua de  Lope de Vega, una de sus mejores obras; la imagen de San Juan que presidía nuestro altar mayor hasta el año 1936 y las de los co-patronos; en Zaragoza y en la Basílica del Pilar capilla de San Braulio, en el muro izquierdo grupo de ángeles en oración y el suntuoso mausoleo (en mármol de Génova) del arzobispo francés Caballero.

LOS FERRER: La familia Ferrer es de profunda raíz morense, aunque algunos de sus miembros a consecuencia de su habitual tarea artística, no nacieran en la localidad. En 1858, Félix Ferrer figuraba como propietario de Mora, con un líquido imponible en la Hacienda Pública de 677 reales de vellón lo cual confirma nuestra aserción de avecindados de Mora de Ebro desde largos años.

MIGUEL FERRER: De Mora de Ebro, finales del siglo XVIII y principios del XIX, en 1829 con el escultor Campany hizo cuatro imágenes para el retablo mayor de San Francisco de Reus.

RAMON FERRER: Vivió en la primera mitad del siglo XIX, probable hermano del anterior. Obras principales: En Alcañiz para la ermita de Ntra. Sra. Del Pueyo, la escultura de San Ramón Nonato. Más tarde establecido en Madrid por encargo de Fernando VII las imágenes de San Fernando y Santa Cristina en la patriarcal iglesia del Buen Suceso. Según el doctor Sucona, se le ofreció la dirección de la Academia de San Carlos en Valencia. El 5 de julio de 1835 fue nombrado académico supernumerario de mérito por la Academia de San Fernando.

Ante una imagen de la Inmaculada de este artista, doña Josefa Galcerán de Ferrer ofreció el fruto de sus entrañas tan pronto supo haber concebido; la criatura sería con el tiempo la Venerable Sor Filomena de Santa Coloma, gloria de la Orden Mínima, hija preclara de Mora de Ebro.

FELIX FERRER: Nacido por razones ya expuestas en Benicarló, aunque siempre se enorgulleció de su raigambre morense. Vivió en pleno siglo XIX. Contrajo matrimonio con doña Josefa Galcerán de Tivisa, diez fueron los hijos fruto de aquel matrimonio, dos de los cuales alcanzaron gran fama y valimiento.

Escultor dedicado esencialmente a nutrir con sus obras (profundamente religiosas) la piedad popular: Retablo de Pla de Cabra (1847). Maldá (1853). Palma de Falset (1855). Bellmunt (1855) y Sarreal (1861). En Mora de Ebro esculpió los pasos de Semana Santa, tan recordados por nuestros mayores (entre 1865 y 1867). Labró también el gigantesco San Cristóbal de Calaceite. En imaginería doméstica su producción fue numerosa.

FELIX FERRER GALCERAN: Nació en Mora de Ebro en el primer tercio del siglo XIX, inició sus estudios en el taller familiar, en colaboración con su padre realizó el retablo de la parroquial de Juncosa (1856) y ya solo ejecutó los retablos de Corbera, Serós, Cerviá, Sarreal, Pobla de Granadella. Estudió posteriormente en París bajo la dirección de Drumont, Bonazieux y Thomas, ganando en su estancia en Francia varios galardones. Pensionado por la Diputación de Tarragona prosiguió estudios en Roma. De vuelta a España labró un retablo dedicado a la Asunción para el Seminario de Lérida.

En 1883 el arzobispo de Tarragona Villamitjana le encargó la decoración escultórica de la Universidad Pontificia de aquella ciudad, más tarde esculpió la imagen del Beato Gil de Federico para la Catedral de Tortosa, un monumento para los padres cartujos y un alto relieve representando la “Meditación del Papa en la cuestión de las Carolinas”. Mereció una medalla de segunda clase en la Exposición Universal Vaticana del año 1888.

La figura insigne del gran almirante de Pedro III “el grande” Roger de Lauria fue inmortalizada por sus cinceles admirables en dos ocasiones; una para el Salón de San Juan en Barcelona y la más conocida que desde el “Balcón del Mediterráneo” en Tarragona nos recuerda las glorias del almirante, vinculado a Mora de Ebro, señor de los mares.

CARLOS MANI ROIG: (1866-1911). Estudió en la Lonja; en Madrid esculpió el grupo “Els degenerats” obra que al ser expuesta en Barcelona (1907) fue motivo de controversias. Posteriormente continuó estudios en París y finalmente colaboró con Gaudí en las obras escultóricas de la Sagrada Familia, universalmente conocida. Sus figuras tienen profundos estudios psicológicos.

Una especial manifestación del “genius loci” se da en la calle llamada en el siglo XVIII de Bonaire, de San Juan en el siglo XIX y hoy de Julio Antonio. En un radio inferior a 15 metros nacen en poco más de un siglo cuatro figuras eminentes cuya fama es conocida por doquier: Juan Bta. Ciurana y Ossó (militar, geógrafo y erudito), Ramón Subirat, Julio Antonio y Santiago Costa.

JULIO ANTONIO: Antonio-Julio Rodríguez Hernández, nació en Mora de Ebro el 6 de febrero de 1889 y falleció asistido de su amigo el Dr. Marañón en Madrid el 15 de febrero de 1919. estudió en Tarragona, en Madrid y en Italia donde admiró la obra de Donatello que tanto influyó en su obra. Su corta vida nos dejó la maravilla de su colección de bustos “La Raza”, el impresionante grupo de “Los héroes de 1811” que perpetúa la gesta sublime de los mártires de la defensa de Tarragona. Su obra más delicada y profundamente emotiva “Adolescente muerto” estatua yaciente del monumento funerario de la familia Lemonier.

“Julio Antonio realizó una labor perdurable “ (Azorín). “…En la vida todo le había salido bien…” (Pío Baroja). “Aquella unanimidad de las plumas en honor de Julio Antonio, no puede levantarse” (Gómez de la Serna). “Vino a ser el más brillante paladín en la lucha por la exaltación de los valores puramente escultóricos” (Marqués de Lozoya). Debemos agradecer al gran crítico de arte Santos Torroella una exhaustiva biografía de Julio Antonio a ella remito al que desee conocer al gran escultor de Mora de Ebro. Concluimos su epígrafe con la inscripción que recordó su memoria en su casa natal, redactada por Pérez de Ayala:

EL DIA VI DE FEBRERO DE MDCCCLXXXIX

NACIO EN ESTA CASA JULIO ANTONIO

ULTIMO DE LOS ESCULTORES CLASICOS

Y PRIMERO DE LOS MODERNOS

POSEYO PULCRITUD DE ALMA Y DE ROSTRO

CUANTOS LE CONOCIERON LE AMARON

FUERON BREVES SUS DIAS: ETERNO SU ARTE

VIVIO IGNORADO

MIRIO GLORIOSO

SUS AMIGOS ESCRIBEN EN ESTOS MUROS

UNA FECHA QUE LAS FITURAS GENERACIONES

HISPANAS QUERRAN SABER

SANTIAGO COSTA VAQUE: Nacido en Mora de Ebro el 2 de agosto de 1896. discípulo y familiar de Julio Antonio, realizó sus estudios en la Lonja de Barcelona, centro donde se formaron los grandes artistas de Mora. Gran artista resultó y su genio dejó en su juventud hermosas obras por tierras sudamericanas: Brasil, Uruguay y Argentina guardan su valiosa producción.

Vuelto a España, Madrid conoció en varias exposiciones su valiosa producción.

Premio Concurso Nacional 1928. su extraordinaria producción caracterizada por su fuerza, ritmo, ternura y serenidad, merecen un profundo estudio; la notable producción de Costa espera una merecida divulgación.

Tarragona mimó las esculturas romanas ya en los tiempos de la construcción de su catedral colocándolas en sus fachadas y claustros, que tuvo al gran Antonio Agustín por arzobispo y maestro en arqueología, atesora en su museo las más delicada muestras de arte clásico, por eso supo comprender la obra de Ferrer y Julio Antonio colocando sus obras más significativas en su Rambla para glorificar a sus hombres y a sus artistas. La Excma. Diputación Provincial solicita en la defensa y protección de los valores culturales al adquirir el legado Julio Antonio y Santiago Costa para su Museo de Arte Moderno ha sabido con exquisitez florentina cumplir con sus más altos fines.